Encendiendo el fuego del conocimiento

La pasión por la vida, la curiosidad y la ensoñación de buscar y descubrir nuevas expresiones en las que la naturaleza se pueda manifestar sobre la tierra, es el motor esencial de un explorador o expedicionario. Es esta virtud la que ha movilizado a hombres legendarios para ir a los confines del mundo en busca de lo desconocido, como Marco Polo, quien con sus viajes inspiró a Cristóbal Colón a aventurarse a cruzar el Océano Atlántico en busca de las Indias, actualmente, conocido como el Continente Americano, o como es el caso de Edmund Hillary y Tenzing Norgay, quienes en 1953 fueron los primeros hombres en subir a la cumbre del Everest.

Si añadimos algo de conocimiento a la pasión, curiosidad e imaginación, obtenemos a la Ciencia, como el gran resultado de esta reacción de fusión, y encontramos que la frontera del conocimiento también avanza día a día, gracias a que los seres humanos nunca se satisfacen con sus logros alcanzados, lugares descubiertos o conocimientos generados. En este sentido se resaltan en el mundo personajes como Leonardo Da Vinci, y su inagotable búsqueda de nuevos conocimientos y expresiones artísticas de la naturaleza que le rodeaban, o Albert Einstein, quien cambió los paradigmas del mundo que conocíamos hasta ese momento con su teoría de la relatividad.

En el mundo de la biodiversidad encontramos mentes brillantes y expedicionarias de la vida, como es el caso de Charles Darwin, quien tuvo la osadía de imaginar y viajar por el mundo entero en su barco: El Beagle, en busca de pruebas que ratificaran una hipótesis de la evolución como lo era: “El Origen de las Especies”, que hasta su época solo tenía sentido y sustento en su propia mente, y hoy es la base del conocimiento biológico en todos los centros de conocimiento.

Fue así como en Colombia, exploradores e investigadores como José Celestino Mutis realizaron la primera Expedición de Biodiversidad, que durante 30 años fue llamada la “Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada”, en la que se recolectaron y clasificaron cerca de 20.000 especies de plantas y 7.000 de animales, siendo la base actual del conocimiento de la biodiversidad de nuestro país.

Posteriormente, Richard Evans Schultes, padre de la EtnoBotánica moderna, pasó entre 1941 y 1952, 12 años en la Amazonía Colombiana, generando conocimiento sobre territorios en los que ningún naturalista había estado antes, reportando 300 especies nuevas de plantas para la ciencia, entre ellas el Yagé (Banisteriopsis caapi), la coca amazónica (Erythroxylum coca), y el yoco (Paullinia yoco).

Es esta mezcla de aventurero e investigador es la que sigue formando nuevos investigadores que se convierten en científicos híbridos, que no solo buscan conocimiento especializado, si no a su vez entrenan sus cuerpos y hacen efervescer su imaginación en busca de lo desconocido, con fines poco prosaicos y más bien sublimes, de aumentar la frontera del conocimiento de la vida, y de encontrar los medios para su protección hacia el futuro, como lo son Wade Davis, Sandra Bessudo, Carlos Castaño, entre muchos otros tantos, que surgen en las Universidades y Centros de Conocimiento dentro y fuera de nuestro país, siempre interesados en todo el saber que nuestras tierras Megadiversas ofrecen.

Inspirados en lo anterior, Colciencias por medio de su programa de Colombia Bio, ha retomado la tarea de motivar e impulsar las expediciones de biodiversidad en algunas de las instituciones del Sistema Nacional Ambiental (SINA), gracias al acceso que ahora se tiene a territorios a los que antes era imposible acceder, gracias al proceso de paz, y con el fin de encender la llama del conocimiento y de los expedicionarios latentes que tenemos en nuestro país, tal como lo dijera el afamado historiador Plutarco: «El conocimiento no es una vasija que se llena, sino un fuego que se enciende«.

De esta forma, en el mes de agosto del presente año, se dio inicio a la primera expedición de biodiversidad terrestre en Santander, liderada por el Instituto de Investigaciones Biológicas de Colombia Alexander von Humboldt y en compañía de investigadores la Universidad Nacional de Colombia, quienes llevan años investigando las fronteras de lo desconocido en ecosistemas cársticos y subterráneos (cavernas), y encontrando casi en el silencio nuevas especies para la ciencia, como lo es la especie de escorpión Tityus grottoedensis, hallada en la cueva El Edén, del municipio Cunday (Tolima).

Esta expedición sumada a muchas otras que ya se han venido realizando y se espera realizar en las diferentes regiones del país, busca no solo descubrir nuevas especies, o aportar a llenar un poco la vasija vacía del conocimiento biológico, sino también incentivar a todos los actores regionales a hacer uso de su necesidad de conocimiento y redescubrimiento de sus propios terruños, para explorar y darle sustento a todos sus procesos de toma de decisiones, e incluirlos en sus estrategias de recuperación de la gobernanza territorial.

Todo esto bajo la base de la expedición y de la capacidad de maravillarse de sí mismos, de los otros seres vivos, de su entorno, y de todas las propiedades que emergen entre sus interacciones. Ver a todas las expresiones de vida con admiración derivada de su comprensión, tal vez desemboque en respeto y una real paz, que no solo se manifiesta en la dimensión humana, sino en todas las dimensiones naturales.

Como dijo alguna vez Albert Eisntein: “Lo más bonito que podemos experimentar es el misterio. Es la fuente de toda arte verdadera y de toda ciencia. Aquél a quien sea extraña esta emoción, aquel que no pueda detenerse a maravillarse y permanecer absorto de asombro, es tan bueno como un muerto: sus ojos están cerrados”.

Escrito por:
Mario A. Murcia L.

Equipo Técnico de Colombia BIO – Colciencias
Biólogo – Universidad Nacional de Colombia.
Miembro del grupo de investigación de Evolución y Ecología de Mamíferos Neotropicales de la Universidad Nacional de Colombia
Fotógrafo Profesional
e-mail: mamurcia@colciencias.gov.co

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